La información achacosa, enferma infecta las mentes de casi todas las personas del mundo. La desinformación, la información engañosa y la mala información suponen un problema no solo para las propias víctimas, sino también para el desarrollo de las sociedades. Por ello, conviene conocerlas y saber distinguirlas.  

Gracia Sumariva Reyes

La palabra información deriva del latín informare que significa ‘‘instruir, enseñar o dar forma a la mente’’. Cada día, nos exponemos a toneladas de mensajes informativos que terminan impactando en nuestra forma de pensar y ver el mundo.  A veces de forma positiva. Otras, de forma negativa.

El periodismo tradicionalmente – aunque no siempre – se ha encargado de facilitar a las personas información que es de interés público y de calidad; apegándose a la realidad de la forma más objetiva posible, y poniendo en el centro de la profesión el correcto desarrollo de las personas y las sociedades.

No obstante, el auge de las nuevas tecnologías de la comunicación – Internet y las redes sociales – ha supuesto una revolución en al ámbito comunicativo, trayendo consigo cambios fundamentales en las formas en la que la información se produce, se comunica y se distribuye. La creación y difusión de contenidos de carácter informativo es mucho más fácil y accesible que nunca, por lo que cualquier persona es capaz de publicar un mensaje y conseguir una divulgación considerable.

Una buena información es aquella que es veraz, de interés público y fabricada de buena fe; es decir, construida bajo una ética, que mira hacia el ser humano, el ciudadano, la sociedad y sus derechos. Sin embargo, en la actualidad, no toda la información que se publica, se difunde y circula por las redes cumple estos requisitos, ‘‘sufriendo’’ algún tipo de trastorno. Evidencia de esto es el aumento durante los últimos años del fenómeno de las fake news o noticias falsas.

Tipos de trastornos informativos

Según el Consejo de Europa, en la actualidad encontramos tres tipos de trastornos informativos: la desinformación (disinformation)  , la información engañosa (misinformation)  y la mala información (malinformation).

 

Desinformación

La desinformación es un fenómeno que ocurre cuando nos topamos con una información cuyo origen es falso, y que se fabrica y difunde con la intención de dañar a una persona, un grupo, una organización o incluso un país.

Durante la campaña electoral española de abril de 2019 se dieron varios casos relevantes de desinformación. Uno de los más relevantes fue la publicación de una fake news titulada ‘‘Carmena creará zonas para que los gays follen al aire libre en Madrid’’ por el diario online Mediterráneo Digital. Según esta noticia, la entonces alcaldesa de Madrid propuso el establecimiento de zonas públicas donde los homosexuales pudieran tener sexo. Esta noticia fue desmentida por Maldito Bulo quien explicó que la verdadera propuesta de Carmena era la creación de un entorno seguro para la comunidad LGTBI en Madrid.

La desinformación, al igual que el resto de trastornos informativos, puede ir más allá de las formas textuales, y difundirse otro tipo de formato como imagen, audio, vídeo, etc. Así, en esta campaña electoral de 2019 tuvieron gran relevancia y difusión muchos memes de carácter político cuyo contenido era desinformativo con la intención de dañar.

Fuente: Twitter

Información engañosa

La información engañosa es aquella que no se basa en la realidad de los hechos, pero que no se crea y difunde con la intención de dañar, sino que se debe a descuidos o una mala práctica de contrastación de los hechos.

Con la crisis del Coronavirus en España y la ascensión pánico colectivo, se han dado varios casos de difusión información engañosa a través de las redes sociales, sobre todo Whatsapp. Entre ellos, destaca la difusión de bulos sobre ‘‘pueblos precintados’’ antes de que se decretara la cuarentena. Uno de los casos más sonados es el de Haro (La Rioja), sobre el cual se decía que todo el pueblo estaba ya en cuarentena a finales de febrero. La realidad no fue así, sino que la localidad ha seguido el procedimiento de la cuarentena normal. En ningún momento la intención de estos bulos era dañar, sino advertir a las personas de los ‘‘supuestos’’ riesgos de visitar la localidad, que es un atractivo turístico debido a su producción vinícola

Fuente: Ficklr

Mala información 

Mala información es aquella que, basándose en la realidad, se difunde con el propósito de causar daño a una persona, un grupo, una organización o un país. Generalmente, no es información de interés público, y más bien se basa en el uso estratégico de la información para causar daño y la búsqueda del lucro del creador.

Un caso muy sonado en España de mala información fue la publicación de unas capturas de pantalla de un grupo de iMessage entre la reina Letizia, el rey Felipe y Javier López Madrid, exconsejero de Caja Madrid, en pleno escándalo de las tarjetas Black en eldiario.es. Estas capturas si bien eran reales, pues la Familia Real nunca las desmintió, la fuga buscaba dañar la imagen de la Corona, aproximándola a la famosa trama de corrupción de la banca española.

Hoy en día, todos somos vulnerables por la cantidad indigente de información que producimos, incluso que, en muchas ocasiones, producimos nosotros mismos. Ante esto, ¿cuál es la mejor solución? Tomar consciencia, ir a la caza de la información errónea y, ante todo, verificación, verificación y verificación.