Con la crisis del coronavirus, el pasado 14 de marzo el Gobierno de España, al igual que otros como Italia, tomó la determinación de declarar el estado de alarma. Esta medida excepcional, que de seguro pasará a la historia, supone el confinamiento de la población en sus hogares para prevenir que el contagio del virus siga creciendo.

Se acabó, por el momento, salir por el mero placer de dar un paseo o tomar algo en una cafetería. Se acabaron los trayectos para llegar al trabajo para la mayoría de la mano de obra del país. El teletrabajo es ahora la realidad de muchos (e incluso, pese a lo incómodo, también afortunados) ciudadanos que ven sus salones inundados de cables y documentos. Toca arrimar el hombro, en este caso por detrás de la puerta.

Muchos estarán dedicando sus jornadas a los mismos menesteres de siempre, pero sin pisar la calle. Otros estarán viendo series, y los más aplicados estarán poniéndose al día con todas esas tareas que tenían aparcadas por falta de tiempo. Pero también hay gente que emplea su ahora abundante tiempo en casa para fabricar informaciones falsas y difundirlas por redes sociales. 

El virus no solo está en la calle, lo tenemos en lo que leemos y en lo que nos llega a través de WhatsApp, Twitter, Facebook y cualquiera que sea la plataforma que usamos. Muchas son las informaciones falsas sobre protocolos sanitarios para combatir el COVID-19 y sobre las medidas adoptadas por las distintas instituciones públicas.

La mayor carga viral de esta intoxicación informativa viene en forma de bulos. Pero al igual que se redoblan esfuerzos para superar la crisis, se redoblan para combatir la desinformación y garantizar que los ciudadanos conozcan la información real en lo relativo a esta situación excepcional que vivimos.

De quién fiarte para contrastar la información

La cuenta de Twitter de la Policía Nacional trabaja para desmentir las informaciones falsas que circulan incluso por plataformas de mensajería instantánea como WhatsApp. Los grupos de familias y amigos son un terreno perfecto en el que sembrar la semilla de la desinformación.

Más allá de Twitter, Instagram es otro de los escenarios en que la Policía combate bulos. Principalmente a través de stories, que se acumulan en su carpeta de destacados «No piques».

Otra institución pública que en redes sociales se ha remangado para combatir los bulos es Salud Pública del Ministerio de Sanidad. En Twitter y con el hashtag #EsteVirusLoParamosUnidos para referirse a todo lo relacionado con el coronavirus, desmiente bulos y hace hincapié en acudir a las fuentes oficiales para obtener información veraz. Además del Ministerio, los servicios de salud de las diferentes comunidades autónomas también transmiten lo necesario para que la ciudadanía se mantenga informada por fuentes fiables.

Más allá de actores públicos, algunas plataformas de mensajería se han puesto manos a la obra con el mismo objetivo: que los usuarios consuman información de forma responsable y mantengan buenas prácticas. De este modo, WhatsApp ha creado el “Centro de Información del Coronavirus” en colaboración con la OMS, UNICEF y UNDP.

Inicio de la página de WhatsApp para informar sobre el coronavirus.
Página de información de WhatsApp sobre el COVID-19. Fuente: WhatsApp.
Segundo pantallazo de la página de información sobre el COVID-19. Fuente: WhatsApp.

En redes sociales no podía faltar la iniciativa ciudadana. Así como muchos usuarios difunden bulos, otros hacen un gran esfuerzo para desmentirlos y que prime la veracidad en lo relativo a esta pandemia. Suelen ser profesionales del sector sanitario que también trabajan para medios de comunicación, un perfil al que acudir si queremos información compleja presentada de una forma entendible para todos.

Twitter, Facebook e Instagram son los espacios en que estos usuarios se están mostrando más activos. Ejemplos como Esther Samper (@Shora), Boticaria García y Marina Sánchez (@farmaus) son algunas referencias en lo relacionado con el COVID-19.

La gravedad de la situación copa los medios de comunicación día tras día. Y no iban a ser menos los nuevos medios de verificación que tanto éxito cosechan hoy. Son muchos los desmentidos que estos días se hacen desde las redacciones (en casa, confiamos) de NewtralMaldita.es, que con su trabajo ayudan a desinfectar la escena informativa.

Difundir bulos no solo obliga a hacer un esfuerzo ímprobo a autoridades públicas, medios de comunicación y ciudadanos formados en una determinada área. También tiene consecuencias para el entorno social y puede acarrear responsabilidades penales a los responsables. Así ha sucedido en Lugo, donde una mujer que simulaba ser enfermera del Hospital Lucus Augusti puso en alerta a muchos ciudadanos. Informaba falsamente a través de un audio de WhatsApp de que un autobús lleno de ancianos con síntomas iba a llegar al hospital y que el gerente consideraba que no necesitarían de equipos de protección individual. La Policía podría actuar de oficio en este caso, que podría costarle a la responsable una pena de entre seis meses y tres años de prisión.

Desde La Faketoría queremos contribuir en la tan necesaria desinfección de los espacios de información. Por eso ponemos nuestro granito de arena para daros las herramientas de verificación que utilizan los propios medios especializados. Un Bricomanía, pero mediático.