Infodemia, un neologismo en tiempos de pandemia

El término infodemia, nombrado por la Organización Mundial de la Salud, recoge la desinformación y las noticias falsas. 

Según la Fundéu, “La Organización Mundial de la Salud emplea desde hace tiempo el anglicismo infodemic para referirse a un exceso de información acerca de un tema, mucha de la cual son bulos o rumores que dificultan que las personas encuentren fuentes y orientación fiables cuando lo necesiten”.

Hugo López-Gatell, subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud en México, afirma que “el odio y con ello la fobia y la discriminación están cimentados en una combinación tóxica de ignorancia y miedo. Estas dos pulsiones humanas pueden llevarnos a confundir y a ver al otro como extraño y querer encerrarnos en nosotros mismos rechazando todo lo demás”.

Ante la situación desconocida que estamos viviendo a causa del coronavirus, hay una gran difusión de noticias falsas a través de redes sociales y las diferentes plataformas digitales.

Hace unos días que circulaba un vídeo de Ok Diario, vía WhatsApp, que decía que 5.000 kilos de mascarillas en Zaragoza habían sido paralizadas porque las aduanas fueron cerradas a las 15 horas. Algo que no es cierto, puesto que llegaron al aeropuerto de la ciudad sobre las 21:30 horas.

Por la red social WhatsApp también se envió un vídeo en el que una gran cantidad de gente entraba al supermercado Aldi en avalancha, asociándolo a la situación de estado de alarma del coronavirus. Este vídeo fue grabado en Alemania en 2011. 

Otra información falsa que se difundió a través de un audio de WhatsApp fue que Begoña Gómez, la mujer de Pedro Sánchez, y sus hijas se habían ido a un pueblo de Cuenca a pasar la cuarentena para no contagiar al presidente.

Otro bulo acerca del presidente el gobierno es que la tercera planta del Hospital Puerta de Hierro en Madrid esté reservada para sus familiares.

Tampoco es cierto que Pablo Iglesias e Irene Montero tengan dos UVI móviles exclusivamente para ellos en la puerta de su casa, información dada por un supuesto auxiliar sanitario en una cuenta de Facebook.

Fuente: Maldita.es

Con la situación que estamos viviendo, han aumentado los casos de “phishing”, un conjunto de técnicas que suplantan la identidad de una persona o una empresa. Un ejemplo de “phishing” fue una supuesta campaña de Cáritas con el objetivo de recoger ayudas para alimentos, cuando en realidad era un bulo que se hizo para robar datos.

ACTUALIZACIÓN: Cáritas alerta de una captación de fondos fraudulenta en su nombre a través de redes sociales


Otro ejemplo de “phishing” es que Netflix está dando algunos pases gratis durante el periodo de confinamiento o que la Agencia Tributaria ha enviado un correo en el que reclama a empresas pagar facturas por los ERTE.

También se han llegado a difundir barbaridades como que si logramos contener la respiración durante más de diez segundos no estamos afectados de coronavirus o que si tomar sorbos de agua cada quince minutos es una forma de curarte.

Para finalizar, algunas de las recomendaciones falsas que se hicieron virales más rápido, en cuestión de minutos, fue un storie en la cuenta de Instagram de la influencer Paula Gonu, donde afirmaba cosas para prevenir el virus como “beber agua caliente porque a una temperatura de 27 grados o superior este virus no vive”.

Posverdad: desinformación y coste de las fake news

Posverdad: desinformación y coste de las fake news

Elena Lozano Cobo

Este documental, recientemente publicado en la plataforma de HBO, es una jarra de agua fría frente a la realidad de las fake news. Muestra el alcance de estas a través de las redes sociales en un caldo de cultivo como es Estados Unidos; un país de 327 millones de habitantes, de los cuales 43 millones son analfabetos y un 68% se informa a través de redes sociales

Las fake news en el “país de la libertad” se han convertido en una nueva herramienta de propaganda hasta el punto de que se ha creado un contexto en el que la información se ha instrumentalizado como arma. Se establece un horizonte temporal en el que empezaron a ganar importancia las noticias falsas empezando en 2015 con la conspiración alrededor de Jade Helm (ejercicio militar en Texas en torno al cual se genera una teoría de conspiración que sostenía que era la primera parte de un plan de Obama para declarar la Ley Marcial y meter en campos de concentración a sus opositores).


 

El impulso de las fake news se ve favorecido de esta forma por las redes sociales, que facilitan la difusión de estas y que conforman la principal fuente de obtención de información para la mayoría de los estadounidenses; la posición de Trump, que distorsiona el concepto al catalogar a la prensa íntegra y fiable como fake news por el mero hecho de no ser partidarios suyos; y la aparente “necesidad” de igualar las condiciones de partida en las elecciones que sostiene el activista Matt Osborne (que se bastó de información falsa para llevar a cabo una campaña a favor de un candidato demócrata) y que lleva a un intento de “legitimación” de su uso.

El documental también explora la responsabilidad que tienen plataformas como Facebook que permiten la difusión de estas informaciones falsas. Cuestiona la aparente inocencia en la creación de la aplicación y la inacción ante el desarrollo de esta para fines completamente ilícitos, siendo muchas veces una herramienta de odio contra minorías y colectivos (LGTBI, judíos, población en contra de las armas, etc).

Sin duda nos encontramos con una escalofriante ventana a las entrañas de las fake news y la capacidad para llamar a la acción que tienen. Rescatamos una frase del documental que dice:

“Muchas de estas tecnologías son armas, y van a ser disparadas”.